Pixar es uno de los estudios de animación más reconocidos en todo el mundo. Desde su fundación en 1986 el estudio ha producido 24 películas animadas, logrando recaudar más de $14 billones de dólares en ganancias. Su trabajo también ha sido reconocido por la crítica, ganando 23 Premios Óscar, 10 Globos de Oro y 11 Premios Grammy a lo largo de los años. Con una reputación e historia tan distinguida, sus artistas son algunos de los más experimentados en la industria. Pero además de todo esto, la cultura laboral en Pixar es otro elemento clave que ha vuelto al estudio tan exitoso.
Después de todo, la cultura laboral en Pixar implica un claro entendimiento del proceso creativo: desde cómo generar ideas originales hasta pulirlas en una cinta animada sorprendente. Y siendo como todas sus películas suelen lucir impecables, uno pensaría que esto es algo que ya les resulta fácil. Pero en palabras de Ed Catmull, uno de los fundadores del estudio, sus películas comienzan siendo un desastre. Pero a través de muchos ajustes, esfuerzo y tiempo es que logran volverse asombrosas.
Esto implica dar y recibir extensa retroalimentación en cada aspecto de la producción: desde el guion y arte conceptual hasta el storyboard, diseño de personajes y la animación misma. Todos los artistas deben tener claro la dirección a la cual se busca llegar. A veces esto implica hacer cientos de cambios e iteraciones, analizando la cinta cuadro por cuadro.
No solo se analiza el trabajo de cada departamento sino también cada artista evalúa su propio trabajo, buscando áreas de mejora y reuniéndose para aportar ideas que impulsen el desarrollo de la cinta. Esto implica otro reto en sí, pues cuando se reciben tantos comentarios acerca de tu trabajo, uno puede llegar a tomarlo personalmente. Es por ello que la cultura laboral de Pixar busca implementar este proceso de manera respetuosa y sana. No se trata únicamente de señalar lo que no funciona sino más bien dar ideas de como mejorarlo. Todas las críticas deben estar fundamentadas y acompañadas de una acción que pueda ayudar a superar el obstáculo que se enfrenta.
En ocasiones esto ha llevado a reescribir un guion múltiples veces o incluso a rehacer secuencias animadas por completo. Pero eventualmente es de más beneficio que seguir adelante la producción con algún elemento que aún no se ha pulido. Si aún después de varios ajustes y críticas, alguna idea en particular sigue sin convencer al equipo creativo, se descarta por completo. Y es que ahí radica otro elemento importante importante a considerar: ¿cuánto tiempo y dinero se le puede asignar a una idea con tal de mejorarla?
Por supuesto, un artista podría hipotéticamente trabajar en una idea hasta que eventualmente sea perfecta. Pero por algo existen los presupuestos y las fechas de entrega en una producción animada. Es muy difícil hallar ese balance entre seguir puliendo algo y completarlo lo mejor posible para poder seguir adelante. Y es que por la forma en cómo funciona una producción animada, muchas veces el proceso no puede seguir si una pieza anterior no ha sido completada. ¿Cómo trabajar la animación si los modelos 3D no han sido completados? ¿Cómo pueden trabajar en los modelos de los personajes si el arte y diseños no están listos?
Todo esto es un proceso que debe irse refinando para asegurar una continua mejora de la producción. No obstante, la pandemia cambió todo esto y se tuvieron que implementar nuevas reglas y herramientas. De alguna manera, había que seguir trabajando y completar las películas de manera remota. Y aún con la ayuda de correos electrónicos, llamadas telefónicas y servicios con tecnología en la nube, fue difícil adaptarse a este nuevo ambiente. Enviar archivos por Dropbox y tener juntas por Zoom no es tan sencillo cuando se trabaja con cientos de artistas en la producción de una película animada.
Hubo que experimentar con distintas herramientas, mantener una estricta organización y comunicarse de manera clara entre los departamentos. Por si fuera poco, se tuvieron que hacer ajustes en el pipeline. Todo esto representa un reto que puede llevar al estrés de los artistas, el retraso de los proyectos o peor aún, resultados mediocres. No obstante, la cultura laboral de Pixar supo adaptarse rápidamente, desarrollando incluso programas internos para ayudar en esta labor. Ejemplos de esto son Luca y Turning Red, dos cintas animadas que han sido muy bien recibidas tanto por la crítica como por la audiencia.
“La creatividad debe comenzar en algún lado y nosotros somos creyentes del proceso creativo que involucra retroalimentación, ajustes e iteraciones. Hay que retrabajar, retrabajar y retrabajar hasta que una trama halle su dirección y un personaje encuentre su alma”. – Ed Catmull, cofundador de Pixar.
Con información de Animation Magazine.