Disney Animation es uno de los más reconocidos estudios de animación en el mundo. Fundado en 1923 por los hermanos Disney, ha producido 58 películas animadas así como cientos de cortometrajes. Su primer película, Blancanieves y los Siete Enanos, es también uno de los primeros largometrajes producidos en la historia. Este estudio también es responsable por muchos de los avances técnicos que se han vuelto estándar en la animación tradicional. No obstante, muchas de estas innovaciones fueron gracias al trabajo de los “9 viejos de Disney”: un grupo de animadores que conformaban el equipo principal de artistas en el estudio y que colaboraron de cerca con Walt Disney desde la producción de Blancanieves. Muchos de los artistas más reconocidos de hoy en día comenzaron sus carreras profesionales siendo sus alumnos. Tal es el caso de Dave Pruiksma, un veterano de Disney que ahora se encarga de transmitir lo que aprendió, dando consejos para animadores a fin de enseñar a la siguiente generación.
Y es que Pruiksma trabajó de cerca con los 9 viejos de Disney, aprendiendo directamente de los mejores artistas en el estudio. Especialmente recibió la mentoría de Eric Larson, que en ese entonces era el responsable de dar consejos para animadores y enseñar a los nuevos integrantes del departamento de arte.
Esto fue de vital importancia en la carrera de Pruiksma, quien a lo largo de múltiples décadas en el estudio colaboró en cintas animadas como La Bella y la Bestia, Aladdin, El Jorobado de Notre Dame, La Sirenita y El Rey León, entre muchas otras. Tomando ahora la posición del maestro, Dave Pruiksma es docente en CAT Animation, una escuela en línea que fundó para impartir todo lo que aprendió en Disney Animation.
A continuación te relatamos una parte de su historia, así como algunos de los consejos para animadores que aprendió durante su tiempo en el estudio de Disney, colaborando de cerca con artistas legendarios en algunas de las películas más icónicas en el género de la animación.
Según recuenta Dave, su carrera inició en 1981 en lo que en aquel entonces era el departamento de largometrajes animados. Ahí le enseñaron todo el proceso técnico que involucraba la animación tradicional en esa época, el cual ciertamente ha cambiado bastante hasta hoy en día. Y si bien el proceso ha evolucionado actualmente, Dave afirma que también aprendió algo que funcionaba en aquel entonces y sigue siendo indispensable ahora: distintos consejos para animadores respecto a cómo dar vida a los personajes en una cinta. Esto, en palabras de Dave, fue lo que definió por completo su carrera.
Según recuerda, Eric Larson solía pasearse entre los nuevos artistas y supervisar sus dibujos. De vez en cuando se les acercaba y tras analizar sus trabajos, colocaba una hoja de papel encima. Así dibujaba “por encima” ciertos ajustes que mejoraban la apariencia de los personajes: a veces simplemente eran una expresión o una pose, en otras ocasiones era algo radicalmente distinto a lo que estaba dibujado abajo. Pero de una manera u otra, los personajes se veían más vivos.
Poco a poco, Dave fue entendiendo el primero de los consejos para animadores que Larson buscaba impartir: cuando se fijaba en una hoja de papel, él veía personajes y no simples dibujos. Lo importante era lograr una emoción y no tanto la habilidad técnica a la hora de dibujar. Dave admite que un inicio, se limitaba a imitar el estilo de trabajo de sus mentores sin realmente entender el enfoque de ellos. Pero Larson le enseñó una manera muy diferente de ver el trabajo de un animador.
Este no consistía únicamente en dibujar una serie de imágenes y hacerlas pasar en secuencia. Más bien lo importante era hallar un flujo entre los distintos dibujos y que las acciones del personaje se pudieran apreciar de forma natural: como si se tratara de una actuación. Más que dotar de movimiento a las imágenes, había que darles una emoción.
Además de la mentoría de Eric Larson, Dave también recibió enseñanzas por parte de Frank Thomas y Ollie Johnston, dos artistas que también formaban parte del grupo de los 9 viejos. Curiosamente, ambos hablaban de los distintos personajes animados como si fueran actores de carne y hueso. Dave se dio cuenta rápidamente de que para ellos, estos eran reales. De hecho, lo primordial era darle vida a los personajes y los dibujos eran únicamente una herramienta para lograrlo.
Y es aquí donde entra el segundo de los consejos para animadores que le fueron impartidos: es fundamental que tus dibujos posean un toque de realismo y sinceridad, por encima incluso de la habilidad técnica. Si quieres lograr que la audiencia vea más allá de una simple secuencia de dibujos y se sumerja en la historia, debes comenzar por creer en tus personajes. Ya sea una taza de té, un león, un ratón o una persona: todos tus dibujos deben demostrar algo de humanidad en ellos. Esto es lo que hará que resuenen con el público.
Todo esto fue cambiando el rumbo de la carrera profesional de Dave. En vez de emular el trabajo de otros artistas, fue capaz de crear personajes y animaciones con mayor realismo y calidad. Y según afirma Dave, todos los animadores que pertenecían a esa “época dorada” tenían el mismo enfoque: personalidad, realismo y emoción por encima de la habilidad técnica al dibujar.
“Con el paso del tiempo y la evolución de la tecnología, siento que estos aspectos tan vitales de la animación ya no son tomados en cuenta. Es cierto que ahora contamos con herramientas extraordinarias que desafían los límites de lo que podemos lograr con la animación, pero no deben convertirse en el enfoque principal que define al género. Por el contrario, se deben utilizar como lo que son, herramientas para impulsar a los distintos personajes en una historia animada”. – Dave Pruiksma, veterano de Disney Animation y fundador de CAT Animation.
Con información de CAT Animation y Cartoon Brew.